Escándalo en colegio de élite tras denuncias de abusos y dimisión de su director

Silencio, conmoción y desconfianza. Tres palabras que resumen el clima que se respira en uno de los centros educativos más prestigiosos de la zona norte de Madrid. La reciente dimisión del director del colegio Highlands School El Encinar, ubicado en La Moraleja, ha sacudido tanto a la comunidad educativa como a las familias que confiaban en el prestigio del centro.

El director presentó su renuncia tras hacerse públicas varias denuncias por presuntos abusos sexuales a menores cometidos por un sacerdote del colegio. La noticia ha encendido las alarmas en un entorno tradicionalmente blindado, donde la excelencia académica y el prestigio internacional parecían inquebrantables. Pero esta vez, ni el uniforme ni el entorno de élite han podido frenar el impacto mediático y social del escándalo.

Según las primeras informaciones, el sacerdote acusado habría tenido relación directa con los alumnos dentro del entorno escolar. Hasta el momento, se han presentado cinco denuncias por presuntas agresiones sexuales, lo que ha llevado al centro a tomar medidas inmediatas. Entre ellas, la suspensión de sus funciones y su retirada del entorno educativo mientras avanza la investigación.

En su carta de renuncia, el ya exdirector reconoció que la situación ha provocado un «profundo dolor» en la comunidad y que la confianza depositada en la institución ha quedado gravemente dañada. Además, pidió disculpas a las familias afectadas y subrayó que su dimisión responde a la necesidad de que el colegio pueda «afrontar esta etapa con transparencia y sin interferencias personales».

El Highlands School El Encinar forma parte de la red de colegios de la Congregación de los Legionarios de Cristo, una institución religiosa que ya ha estado en el pasado en el punto de mira por casos similares en otras partes del mundo. Este nuevo caso reaviva el debate sobre la protección de menores en entornos religiosos, la responsabilidad institucional y los protocolos de actuación ante este tipo de denuncias.

Mientras tanto, muchos padres y madres del colegio se debaten entre la indignación y la incertidumbre. Algunos han solicitado reuniones urgentes con la dirección, mientras otros contemplan la posibilidad de cambiar de centro educativo. La comunidad de La Moraleja, acostumbrada a moverse en la discreción, hoy se enfrenta a un espejo incómodo: el de una crisis que pone en jaque la reputación de uno de sus pilares educativos.