John de Zulueta: “España necesita reformas estructurales y una educación orientada al mercado”

Empresario de alma anglosajona y corazón español, John de Zulueta ha sido testigo y protagonista del pulso económico del país. Desde PepsiCo hasta la presidencia del Círculo de Empresarios, pasando por Sanitas, su trayectoria combina la visión global con una fe inquebrantable en el talento local. En esta conversación, repasa su vida profesional, lanza diagnósticos certeros sobre el modelo español y reivindica un nuevo relato para el empresariado

 

Por Mario Espejo y Shama Tajdine


Hay hombres que parecen haber nacido para observar el mundo desde una cierta altura moral, intelectual y hasta física. John de Zulueta (Cambridge, 1947) habla con la serenidad de quien ha vivido lo suficiente como para distinguir lo urgente de lo importante. Lo hace desde la experiencia, pero también desde el compromiso: el suyo con un país al que no deja de exigirle más.

Fue presidente del Círculo de Empresarios entre 2018 y 2021, pero su vínculo con esa influyente organización viene de lejos. “Mi primer contacto fue a través de la APD”, recuerda. Ocho años en el patronato de la Asociación para el Progreso de la Dirección le abrieron la puerta a un mundo que conjugaba pensamiento económico y vocación reformista. “El Círculo nació en 1977 como un centro de estudios que promovía el capitalismo liberal en un momento de gran incertidumbre. Me uní en 2004 y, años más tarde, acepté la presidencia”.

Asumir ese liderazgo no fue tarea menor. “Calculé que me ocuparía el 50% del tiempo. Era un reto complicado: no todos pueden —ni quieren— dedicar su energía a representar al empresariado español. Se necesita experiencia, disponibilidad… y piel gruesa”.

Un país que necesita sacudirse

Zulueta no tiene reparos en señalar lo que, a su juicio, lastra el futuro de España. Habla de reformas estructurales con una claridad que se ha vuelto infrecuente. “Educación, pensiones, tamaño de las empresas, desempleo juvenil… son heridas abiertas que llevamos décadas sin cerrar. El sistema educativo, por ejemplo, sigue de espaldas al mercado laboral. Hay jóvenes brillantes que salen al mundo sin herramientas”.

Ese diagnóstico lo desarrolló en su ensayo España fallida, publicado en 2023. “La Esfera de los Libros me pidió que abordara la crisis de 2008, pero yo quise ir más allá. Incorporé temas que ya veníamos trabajando en el Círculo: la percepción del empresario, la falta de visión a largo plazo, el inmovilismo político…”.

Empresarios que no visten frac

La figura del empresario, reconoce, sigue cargando con un sambenito. “Hay una visión rancia, casi decimonónica, del empresario como un explotador con puro y frac. Pero la realidad es otra: hoy hablamos de emprendedores, de generadores de empleo, de innovadores”.

A veces lo cuenta con humor. Como aquella vez en la que conoció a Gerardo Díaz Ferrán, entonces presidente de la CEOE. “Nos sentamos a comer y me habló de un frac que se había hecho para las cenas en el Palacio Real. Poco después acabó en Soto del Real. No sé si le dieron uso allí…”

La anécdota encierra una crítica velada: la necesidad de credibilidad, ejemplaridad y transparencia entre quienes lideran.

Emprender ya no es un privilegio

Habla con entusiasmo de los jóvenes. “Hoy es mucho más fácil emprender. En los años setenta, sin contactos o sin una empresa familiar, era casi imposible. Ahora, gracias a la tecnología y a nuevos canales de financiación, cualquiera con una buena idea puede intentarlo”.

Lo dice con orgullo paternal. Su hijo fundó Tini Living, una startup de casas modulares que no para de crecer. “A los jóvenes les digo: atrévanse. No tengan miedo. El mundo está cambiando y las oportunidades están ahí”.

Una vida entre ideas, hospitales y carritos eléctricos

Zulueta también fue el artífice de una de las imágenes más reconocibles del fútbol moderno. Cuando dirigía Sanitas, trajo a España los carritos eléctricos para evacuar a los futbolistas lesionados. “Lo hicimos con Gaspart y Núñez, en el Barça. Hasta Stoichkov nos ayudó fingiendo una lesión en un partido para probarlos. Era otro tiempo, más artesanal, más creativo”.

En su vida ha habido también baches personales. En 1992, una picadura de garrapata le provocó una parálisis parcial. Se sobrepuso con elegancia y un toque de sarcasmo. “Las ventajas son pocas, pero algunas son fiscales. Y esas plazas azules para aparcar en Madrid tampoco vienen mal”.

Espíritu crítico, raíces profundas

Hijo de familia española y formación anglosajona, nieto de Luis de Zulueta —ministro de Estado durante la Segunda República—, John ha vivido a caballo entre Estados Unidos y España, siempre con una mirada internacional. Cree en el potencial de nuestro país, pero lo condiciona al cambio. “España podría ser una potencia global, sobre todo gracias a su conexión con América Latina. Pero necesitamos visión, reformas, estrategia”.

En su tiempo libre se refugia en Comillas, devora libros —recomienda uno de título provocador, España tiene solución, de Iván Espinosa de los Monteros— y busca espardeñas en restaurantes de Madrid, aunque rara vez las encuentra.

Y se indigna —con educación británica, pero sin filtros— ante el urbanismo sin planificación. “En zonas como La Carrascosa o La Moraleja, donde viven más de mil familias, sentimos que el Ayuntamiento nos ignora. Las prioridades parecen ser otras, pero no podemos vivir de espaldas a quienes ya habitan el territorio”. “El problema de La Carrascosa —denuncia— es que han permitido una gran nueva urbanización cuya única salida es por las calles de La Moraleja y El Encinar de los Reyes, que nunca estuvieron preparadas para soportar semejante volumen de vehículos. Otro desastre de falta de planificación por parte del Ayuntamiento de Alcobendas”.

Una voz que no se apaga

Hay quienes se retiran con discreción. John de Zulueta, en cambio, ha optado por seguir siendo un referente incómodo pero necesario. Su paso por el Círculo, su libro, su legado empresarial… componen el retrato de un hombre que no teme señalar lo que no funciona. Y que, a pesar de todo, sigue creyendo que España puede, y debe, hacerlo mejor.

 

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