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La Asociación de Vecinos de La Moraleja reivindica «su estilo de vida»

La Asociación de Vecinos de La Moraleja asegura que lo que sus asociados persiguen, de una forma altruista, es básicamente mantener el entorno y la forma de vida que tienen rodeados de naturaleza en un espacio privilegiado. «Vivir tranquilos, disfrutar del cambio de las estaciones y sin humos», una declaración clara y concisa de las intenciones de esta organización.
Todo esto dentro de una urbanización privada, pero realmente regentada por el Ayuntamiento de Alcobendas. Y esto significa compartir tareas como son la seguridad e incluso mantenimiento de pavimentos y alumbrado. Pagando parte de esos servicios los propios vecinos de la urbanización, además de los correspondientes impuestos que cada vivienda también paga al consistorio de Alcobendas. En referencia a esto, los vecinos y una de las reivindicaciones importantes de la urbanización señalan lo «poco» que se ayuda desde el consistorio de la localidad al mantenimiento del asfaltado, que gran parte es sufragado por los residentes en la urbanización.
En este sentido, desde la propia entidad comentan que «funcionamos como una urbanización privada, pero verdaderamente es una urbanización que está abierta por las múltiples entradas y que es totalmente permeable. Aquí entra y sale cualquiera, incluso a pasear, algo que nos parece bien, por otra parte». Una permeabilidad por la que solo reciben cerca de 300.000 euros, un dinero bastante bajo para cantidad de superficie y servicios que cubren solo los propios vecinos

 

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GRAN CANTIDAD DE COLEGIOS
Desde la Asociación quieren señalar que entre los problemas que tenemos el principal es el exceso de colegios, entre La Moraleja y El Soto de la Moraleja hay 32 colegios. Algo que dispara el tráfico de coches y de autobuses de una forma tremenda. «Así de esta forma estamos manteniendo una urbanización que no es nuestra solo, sino que es de uso de todo el mundo», remarcan.
Las parcelas dotacionales, que obviamente hay muchísimas, pues todas están dedicadas a colegios y ahora un nuevo uso que están dando, que son los senior living. Y entonces, pues todo eso trae un tráfico tremendo que ha degradado el entorno natural, el pavimento que pagan los vecinos y la calidad de vida de la zona. «El problema es para los vecinos. O sea, las ventajas son para el tráfico externo», afirman desde la entidad vecinal.
Por otro lado, también la urbanización se ha convertido en una zona de paso. En un lugar en el que hay gente que ataja para coger otras carreteras a través de La Moraleja. «Hay calles como el Paseo de Alcobendas que tipo siete de la tarde están intransitables», comentan como ejemplo. Un problema que está en la conexión con la carretera de Burgos básicamente. Y por eso es mucho más cómodo ir a través del barrio de La Moraleja.
Además, los colegios tienen la misma edificabilidad base que el resto de las parcelas, pero las parcelas dotacionales pueden subir esa edificabilidad si lo consideran necesario, algo que modifica la arquitectura de la zona a pasos agigantados y de forma injusta para el resto de vecinos al no contar los metros en altura. Estas obras, como la del nuevo colegio Brewster, además de modificar el entorno, talan árboles en muchos casos centenarios.

 

LA SOLANA DE VALDEBEBAS Y LA CARRASCOSA
La Solana de Valdebebas, un lugar al que han cambiado el nombre por la Solana de La Moraleja, un nombre más comercial. Una tendencia para encarecer y vender los pisos que se hagan se vendan más rápidamente, aumentando los problemas de movilidad.
Por sus dificultades para salir hacia la Carretera de Burgos, con 4.500 coches atrapados a diario por esas pequeñas calles. Otro problema añadido, que se sumarán al Barrio de la Carrascosa cerca del Ayuntamiento. Siendo la solución un acceso a la radial y desde ahí hasta la M12. Una solución compleja, según señalan desde la Asociación debido a la cantidad de instituciones que deberían ponerse de acuerdo, con diferentes signos políticos.
Otro problema a la vista son las casas de La Carrascosa, que ahora se llaman los Jardines de la Moraleja buscando atraer más compradores con este nombre de nuevo. Allí, hay muchas familias jóvenes y esa parte de viviendas nuevas es una «auténtica ratonera». Gente jóven, con niños pequeños, buscan un sitio bueno para vivir y sus viviendas se convierten en «un infierno» del que cuesta salir por la falta de salidas hacia otras vías principales y el colapso de tráfico que existe.
Para finalizar, desde la propia entidad han querido expresar el deseo que desde el Ayuntamiento de Alcobendas se pongan una serie de mejoras sociales, incluido algún colegio público. Mejoras que incluyan que los árboles talados en La Moraleja se replanten en la propia urbanización, no como hasta ahora que se hace en cualquier parte de la Región.
Fdo: Redacción El Norte de Madrid

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