Motores contra el miedo: Alcobendas vibra con el primer encuentro motero contra el bullying

Cientos de moteros, familias y asociaciones se dieron cita en Valdelasfuentes para alzar la voz contra el acoso escolar y el abuso infantil. La jornada, organizada por ACAI, combinó la pasión por las motos con un mensaje claro: la infancia no se toca

 

 

Por Mario Espejo

La explanada de la Ciudad Deportiva Valdelasfuentes en Alcobendas cambió el sonido del balón por el de los motores. Este sábado 3 de mayo, decenas de moteros vestidos de negro y cuero, con cascos relucientes y corazones comprometidos, participaron en el I Encuentro Motero contra el Bullying, una iniciativa pionera en la zona organizada por la Asociación Contra el Abuso Infantil (ACAI).

El evento, gratuito y abierto a todas las edades, convirtió la explanada en una gran fiesta solidaria en la que el objetivo iba mucho más allá del espectáculo: visibilizar el drama del acoso escolar y el abuso infantil, y ofrecer un mensaje de apoyo y protección a los más vulnerables.

“Venimos a poner cuerpo y ruido donde hay silencio”, decía uno de los moteros al bajar de su Harley. “Los chavales que sufren bullying deben saber que no están solos. Si nos necesitan, estamos”, remató, mientras una niña le pedía posar en su moto.

No son solo motos

El evento comenzó a las 10:00h y se extendió hasta pasadas las 14:00h. Durante esas horas, familias enteras se acercaron para participar en actividades tan diversas como exhibiciones de motos y coches clásicos, talleres de manualidades, pintacaras, castillos hinchables, gymkhanas, sesiones de DJ y danza urbana.

Pero el ambiente festivo no ocultaba el trasfondo profundo de la cita. Junto a las actividades lúdicas, se instalaron stands de asociaciones solidarias y moteras con información sobre el acoso escolar, los recursos disponibles, y testimonios de lucha.

Entre ellos, miembros de ACAI explicaban su labor. “No somos terapeutas ni policías, pero somos visibles. Nuestro trabajo es dar presencia, respaldo y, cuando hace falta, apoyo directo a las familias que viven situaciones de acoso”, explica un portavoz de la asociación.

Alcobendas responde

El encuentro contó con un fuerte respaldo institucional. Representantes del Ayuntamiento de Alcobendas acudieron para mostrar su compromiso con la causa. Entre ellos estuvieron los concejales Félix Casanova (Infancia y Adolescencia), Carlos Rodrigo (Seguridad), Jesús Montero (Urbanismo), Jesús Tortosa (Deportes) y Carmen Arcas (Relaciones Institucionales).

“Apoyar a ACAI en esta iniciativa no es un gesto puntual. Forma parte de nuestra estrategia de ciudad amiga de la infancia y de lucha activa contra el acoso escolar”, señaló Casanova. “Necesitamos implicar a toda la sociedad: centros educativos, familias… y por qué no, también a los moteros. Su presencia aquí es un ejemplo de comunidad activa.”

“Mi hijo lloraba cada noche”

Entre los asistentes, muchas familias compartían en voz baja sus experiencias. Ana, madre de un niño de 11 años, quiso hablar con nosotros tras escuchar una charla improvisada de un miembro de ACAI.

“A mi hijo lo acosaron durante meses en el colegio. Lo llamaban ‘niña’, le rompían la mochila, y le dejaban solo en los recreos. Cada noche lloraba y no quería ir al cole. Pedimos ayuda al centro, pero se lavaron las manos. Hoy verlo aquí, sonriendo en la moto de un motero, me ha emocionado.”

Historias como la de Ana se repetían. Muchas personas aprovecharon el anonimato que brinda un casco, una chaqueta de cuero o una lona informativa para acercarse a pedir consejo o simplemente sentirse comprendidas.

El papel de ACAI y la inspiración de Galicia

La Asociación Contra el Abuso Infantil (ACAI), con sede en Madrid, toma como modelo a entidades como PICA (Protección a la Infancia Contra el Abuso), una asociación motera con fuerte implantación en Galicia que ha intervenido en decenas de casos reales, incluso acompañando a menores a declarar ante la justicia para evitar re-victimización.

“Los niños necesitan sentir que alguien les protege. Y no siempre lo encuentran en sus entornos más próximos”, explica una portavoz de ACAI. “Nos inspiramos en experiencias como las de PICA para formar, coordinar y actuar sin violencia, pero con firmeza. La moto impone, sí. Pero también da seguridad.”

ACAI nació de un grupo de moteros comprometidos que decidió ir más allá de las rutas y las concentraciones. Sus integrantes han sido formados en intervención con menores, protocolos básicos de actuación, y trabajan en red con psicólogos, abogados y mediadores. La suya no es una labor improvisada: es una red alternativa de apoyo social.

Financiación y colaboración

El encuentro del sábado fue posible gracias a la colaboración entre ACAI y el Ayuntamiento de Alcobendas, además del apoyo logístico de Protección Civil, Policía Local e Imagina Alcobendas. Buena parte de los recursos fueron aportados por la propia asociación, con ayuda de donaciones privadas y patrocinadores locales que ofrecieron materiales, comida y animación.

“No somos un gran lobby ni una fundación con dinero. Todo lo que veis aquí está hecho con horas de voluntariado, favores y corazón”, explicaban desde la organización.

¿Y ahora qué?

Desde ACAI aseguran que este no será un evento aislado. Ya trabajan en una ruta motera por varios municipios del norte de Madrid, con paradas en centros educativos y actos públicos de concienciación.

Además, la asociación está diseñando talleres específicos para padres, docentes y alumnado, que se impartirán con la colaboración de entidades locales. “Queremos que esto no se quede en una foto bonita. Vamos a continuar la lucha todos los días del año”, afirman.

Un mensaje que cala

El momento más emotivo de la jornada llegó con la lectura de un manifiesto contra el bullying, que fue acompañado por un minuto de ruido: todos los moteros arrancaron sus motos a la vez, en señal de protesta contra el silencio que suele rodear el acoso.

Los niños, atónitos, se tapaban los oídos pero sonreían. Los padres, algunos con lágrimas, aplaudían. La metáfora estaba clara: a veces, hay que hacer ruido para que se escuche lo importante.

Y este sábado en Alcobendas, el rugido de los motores fue el altavoz de quienes muchas veces no tienen voz.

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