La nostalgia nos descubre que las cosas que en el pasado no sospechábamos que era la felicidad, si lo eran
Por Mario Espejo
Los dibujos de cuando eras niño. El sonido de un anuncio televisivo, los juguetes de moda de tu generación o el estilo de vestir. Es aquí donde se introduce la famosa frase de «cuando éramos felices y no lo sabíamos». Pero, ¿es que alguna vez te das cuenta de que eres feliz? Yo soy de aquellos que creen que la felicidad no es un estado, sino un momento. O diferentes momentos. La felicidad reside en tomar algo con tus amigos, en una conversación, una canción, una sonrisa… o un recuerdo.
Y es en la felicidad de los recuerdos donde entra en juego la venganza de la nostalgia. Siempre idolatramos la nostalgia porque las personas somos felices en diferido. Cuando uno es feliz, no se para a pensar que lo está siendo. La realidad en estas ocasiones te atropella y no te da tiempo a deleitarte con las cosas importantes de la vida, ni con la felicidad verdadera. Tiendes a recordar esos momentos donde en su día no disfrutaste como debías.
La vida te devuelve esos momentos no disfrutados a modo de advertirte que sí, que aquello que sospechabas que era la felicidad sí lo era. Atesorar esos momentos, aunque sean años más tarde, siempre será también felicidad, porque la nostalgia de aquello que se pierde es también más soportable que la nostalgia por aquello que nunca tuvimos.
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