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Vecinos al límite: Alcobendas y Sanse se plantan contra el deterioro de la sanidad pública

Exigen reapertura de urgencias, personal para el hospital y atención digna tras años de recortes

Un martes más, las voces se alzaron en la frontera invisible entre Alcobendas y San Sebastián de los Reyes. Frente al Punto de Atención Continuada de la Avenida de España, decenas de vecinos volvieron a concentrarse para denunciar lo que ya consideran una emergencia: la degradación imparable de la sanidad pública en la zona norte de Madrid. Con pancartas, rabia contenida y la misma esperanza de siempre, exigieron lo que debería ser un derecho y no una batalla: una atención sanitaria digna, suficiente y humana.

Una herida que no cierra

No era la primera vez. Ni será la última. La Plataforma por la Sanidad Pública de la Zona Norte ha decidido mantener viva la movilización mientras el deterioro de los servicios continúe. Y no faltan motivos: urgencias cerradas, listas de espera interminables, obras prometidas que no terminan nunca y centros infrautilizados.

La escena ya es habitual: vecinos mayores, familias con niños, profesionales del sector… todos concentrados frente al PAC, un edificio que debería estar salvando vidas pero permanece inactivo, sin personal suficiente, sin medios ni urgencias funcionales. Desde la pandemia, ese punto de atención apenas ha recuperado actividad, dejando a los municipios colindantes en una situación de indefensión médica alarmante.

“Aquí venimos cuando estamos al límite, pero ahora resulta que no hay nadie que te atienda. Ni médicos, ni enfermeras, ni siquiera luz en muchas salas”, comentaba indignada Teresa, vecina de Alcobendas.

Promesas sin cumplir

Uno de los símbolos más sangrantes de esta crisis es el Centro de Salud de Dehesa Vieja, en San Sebastián de los Reyes. Anunciado hace casi dos décadas, ha sido una promesa incumplida durante 17 años. Aunque recientemente se desbloqueó su construcción, todavía no está operativo, y las obras avanzan a un ritmo que muchos califican de “desesperante”.

Tampoco escapa a la crítica el Hospital Infanta Sofía, referencia comarcal. Su recién inaugurada Torre 4 no ha significado una mejora real: en lugar de contratar nuevos profesionales, se ha derivado personal de otras áreas del hospital, dejando descubiertos los servicios existentes para cubrir lo nuevo. Una obra más estética que funcional, según denuncian los vecinos.

Además, el estado de la salud mental en la zona es dramático. Consultas para adultos con más de tres meses de espera y una presión asistencial desbordada que convierte la ayuda psicológica en una carrera de obstáculos.

«Nos están dejando sin sanidad»

A lo largo de la tarde del martes, las consignas se repitieron con fuerza: “¡Sanidad pública, digna y de calidad!”, “¡Urgencias ya!”, “¡Más personal, menos promesas!”. Lo que empezó como una queja puntual se ha convertido en una movilización constante, creciente y organizada.

“Estamos hartos. Nos están dejando sin sanidad. Y no vamos a parar hasta que cambie”, afirmaba Marta Gutiérrez, portavoz de la plataforma vecinal.

Los convocantes dejaron claro que esta no será la última protesta. “Habrá tantas como hagan falta”, advirtieron. La estrategia es clara: visibilizar, presionar y mantener el pulso en la calle hasta que las autoridades respondan con hechos y no con comunicados.

Urgencias que no urgen, centros que no abren

En resumen, estas son las principales demandas que vecinos y asociaciones repitieron durante la concentración:

  • Reapertura del PAC en la Avenida de España, con personal y recursos reales.

  • Puesta en marcha del Centro de Salud Dehesa Vieja, tras años de abandono.

  • Contratación inmediata de más personal sanitario, especialmente en urgencias.

  • Reducción urgente de las listas de espera, tanto en atención primaria como en salud mental.

  • Dotación efectiva de la Torre 4 del Infanta Sofía, no solo a nivel arquitectónico, sino humano.

Un norte que se defiende

Lo que sucede en Alcobendas y Sanse es el reflejo de una fractura que se extiende por toda la Comunidad de Madrid: una sanidad pública que agoniza en las zonas donde más se necesita. Pero aquí, en esta frontera urbana de calles compartidas y vidas entrelazadas, la ciudadanía ha decidido no rendirse.

Y cada martes, con cada pancarta y cada grito, están construyendo algo que no aparece en los planes de infraestructura, pero que es igual de esencial: comunidad, resistencia y dignidad.

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